Manuela y B
Pensé en Manuela y vi a una niña que soñaba, que dibujaba cohetes y hacía pajaritas de papel… una niña que era feliz con sus floripondios en la cabeza y sus sueños imposibles; una niña que no se avergonzaba de ser ella misma, de colocarse un sombrero los domingos a la hora del café y de sacarle a la vida lo que para ella era bonito.
A tí, a la que lees estas líneas, gracias por ser esa niña, por ser Manuela, por ser birichinática.