NUEVA YORK, LA PERFECTA ENTROPÍA

«Hay algo en el aire de Nueva York, que hace que dormir sea un desperdicio.»
 Creo que hay un antes y un después en la vida una vez aterrizas en Nueva York… un punto de inflexión. Sin duda es una ciudad que te dice algo, algo que nunca antes te dijo nadie, o todo lo que te decían mientras te hacías la dormida. Un lugar que vuelve humilde a las personas, que les recuerda lo pequeñas que son ante la inmensidad del mundo, entre sus edificios imposibles. Una ciudad sin descanso que pretende escalar el cielo, un fantástico caos organizado en avenidas perfectas, sonoridad y callejuelas cuadriculadas.

Cerrando el telón de mi Incendio de Nieve

Pequeño escondite… ya verás como nos olvidas; al final toda esta marejada de emociones alucinantes se apagará en un recuerdo borroso de verano, al que volverás, sí, de vez en cuando… para saborear de nuevo los jardines, el barro, ese asfalto ardiente entre tus dedos… pero poco más.

Septiembre siempre apaga la intensidad de las cosas, convierte el verano en ese espejismo irreal… pero pese a todo, esconde las mayores historietas de la vida entre sus aguas. Nubes azules que bailan sobre cielos de cafés interminables…

Ese Momento

«La fotografía es otra forma de amar la vida, capturando el tiempo para siempre.»

LA BODA DE CRIS Y CURRO

Fotografía Beatriz Ruiz

Como dije una vez…»una boda es una celebración de la vida…» y por esa razón, me chiflan las bodas. Ojalá inventásemos la forma de celebrar la vida todos los días, con ese amor, con esa magia, con esa forma tan intensa de disfrutar el momento.
Sigo intentando buscar la manera de trasladar ese sentimiento a un lunes cualquiera, y he de confesar que a veces tengo ese estado transitorio de «momentazo estelar» en la cola del supermercado… y claro, parezco una loca de remate. La boda de Cris y Curro fue uno de esos momentos especiales que nos regala la vida, uno de esos momentos que contagian cariño, que te hacen sentir en casa, que te regalan esa chispita que no se olvida.

Martina Dorta, un Universo lleno de Estrellas

Conocí a Martina Dorta por azar… en una de esas aventuras birichináticas de búsqueda, que algunas veces nos llevan a encontrar tesoros.

Desde el primer día que entré en su taller, sabía que todo aquello formaría parte de mi boda de cartulina de alguna manera; fue como una corazonada, un no se qué… «ese algo especial.»

De algún modo me dejé contagiar por aquella magia infinita de piezas metálicas y flores, arte en estado puro. Puede que aquel entramado que se generó entre bambolinas sea unos de los recuerdos más bonitos y dulces de la aventura de mi boda, por tantas reflexiones a solas, por el sueño de cada elección insignificante, por aquellos paseos en coche a cada prueba de atelier… y por supuesto por toda esa gente especial que me regaló aquel viaje;)

El Novio Burdeos

novio ideal
Y la verdad es que nos volvemos majaretas con esto de las bodas… que si nuestro vestido, nuestros zapatos, nuestro ramo de novia… miles de consejos de blogs especializados en el disparatado día de nuestra boda, y al final… para un micro segundo en el aire, un micro segundo genial y estupendo… Sí! pero que se esfuma en un abrir y cerrar de ojos.
Si os digo la verdad, al verlo con perspectiva… nada resultó ser tan crucial, ni tan de vida o muerte. Te pusiste el vestido que te gustó aquel martes de chaparrón, aquella tarde de cafés de invierno después de una llorera de media hora… ese que llegó a tu vida por casualidad y que no parecía sentarte mal del todo; los zapatos fueron pura elección del azar y del ramo… mejor ni hablamos. Porque en la vida real, las cosas no son del todo como en «instagram»; y eso… pues está bien.
Querido chico burdeos, tú fuiste más de conservar la genialidad, de disfrutar cada segundo y de descorchar botellas porque siempre había algo que celebrar. De conservar esa paz interior y de intentar no sacar las cosas de quicio; de recordarnos que no debíamos perder el concepto, la esencia de las cosas, lo verdaderamente importante… porque al final lo que cuenta, es ser capaces de desnudarlo todo. GRACIAS!

Astronomía para Emprendedores

«Me he dado cuenta de algo espectacular… todas las vueltas que he dado alrededor de mi; me dejan siempre en el mismo lado.»  Carlos Sadness

Hace un año exactamente comencé un viaje creativo… para muchos otro invento de mi cabecita de chorlito, para mi un punto de partida lleno de combustible… pero lamentablemente ha sido circular, sin energía para salir de una órbita preestablecida y predibujada. Y es que cuando las expectativas tienen techo, y poca magia para conseguir romperlo, pues las naves no despegan.

Escribí Perseide con el objetivo de recrear eso, la fuerza lunática de emprender un viaje y regresar, la fuerza genial de vaciarte por entero, de dejar atrás los miedos y lanzarte a hacer lo que sólo tu sabes hacer desde que naciste… inventar el mundo. Y ya no me da verguenza decirlo en voz alta, después de ser Perseide, de aprender de Perseide, de ver Perseides en el cielo, de alejar todo lo lejano y tóxico para a mi astronomía y de entender que la vida es un juego de cometas, he vuelto a la tierra, para seguir siendo la «friki» romántica que deseo ser. Recuerdo cuando decías aquello de… «tienes que entender que tu espacio es como el cine independiente, algo raro, algo peculiar, pero muy tuyo.» Y eso… pues me gusta.