No saben de ti

La gente no sabe absolutamente nada de ti, de lo que escondes… de tus secretos más profundos. Y eso me gusta, porque me da un punto de exclusividad, de misterio y de mejor amiga.
Cuando vives etapas importantes, momentos de cambio, viajes espaciales que te cambian la vida, en definitiva… siempre haces recuento; y te apetece abrazar muy fuerte a todas tus estrellas, y dar gracias, porque gracias a ellas hoy eres en gran parte la que eres.  Os contaré algo de mis estrellas, de cada una de ellas y de todas a la vez, por ser esa constelación, a veces explosiva, a veces suave y silenciosa… pero infinitamente preciosa e insustituible en el espacio estelar. (Gracias amigas)

La Plebeya que se convirtió en Reina

«La verdadera belleza brota del corazón y habita en los ojos.»

Espacios, grandes o pequeños, temporales o definitivos. Espacios que creamos con pasión para quedarnos un ratito o por qué no… para quedarnos toda la vida. Y a la pregunta de por qué eres tan maniática del orden, por qué adoras las cestas de mimbre hasta la enfermedad o por qué el blanco invade todas las habitaciones de tu casa y de tu rutina… la respuesta es esa, ESPACIO, reino, planeta, «estar a gusto».

HOLA Primavera

Llega la primavera… con esa revolución hormonal tan característica, tan loca y tan alérgica. Como cada año, abril a pesar de su inestabilidad general, y sus «lluvias mil», suele ser el mes donde empiezan los grandes ratos al sol, las primeras páginas del año bajo la sombrilla (sonries, verdad? lo percibo…)
Porque la playa de invierno se vuelve más real, más palpable a la luz del sol; y empieza a dejar atrás sus variaciones, sus emociones e incoherencias estacionales. La primavera aún nos regala esa virginidad, esa pureza absoluta con ciertas cicatrices de tempestades pasadas. Y es que vivir en la playa, al final es un estado, una forma de tocar el mundo, un estilo de vida.

Crónicas Birichináticas desde la LUNA

mujer frente al espejo

Esta eres tú, quien lo iba a decir… frase genial de una compleja película de Isabel Coixet, que marcó un antes y un después en mi forma de mirar el mundo y percibir las pequeñas cosas de la vida. Porque es cierto que encontrarnos a nosotros mismos es una asignatura pendiente en este viaje, en ocasiones lioso, difícil y en forma de laberinto. Pero si algo he aprendido en estos últimos diez años, es que pase lo que pase, aunque creas que no podrás superar esa muralla, al final todo se mueve hacia delante, evoluciona y se matiza, y nada es tan fatídicamente grave, ni tan aburridamente sencillo, porque las cosas son como son, y con eso debería bastar.

Aprendes a filtrar, a dejar a un lado a las personas que no te suman nada, a las que te exprimen y te absorben la energía, porque tras horas de terapias personales y de viajes espaciales… aprendes a decir NO (qué fácil era y cuanto nos ha costado). Porque no eres heroína, ni superstar… y necesitas dormir ocho horas como todo ser humano, con la conciencia limpia, con tus principios inalterados, con tus muebles en su sitio y tu nave espacial aparcada en la puerta, con las luces apagadas y abrazada a la almohada.

Nubes negras que traen lluvia a todo color

lluvia
Porque no todo es lo que parece, y porque a veces las nubes negras y las decepciones nos descubren perspectivas nuevas, personas que nos atrapan el doble… y es que por una extraña ley matemática, todo, en absoluto, ocurre por algo.
Existen ciudades dormidas, susurros y luces que nos traen de vuelta a casa. Luces que entienden tus rarezas incluso mejor que tú misma. El día que decides regresar a la tierra podría ser un miércoles cualquiera, en el que piensas que ningún viaje marciano conseguirá devolverte ya a ese estado de tranquilidad de la niñez… y que la vida terrestre podría merecer la pena a pesar de todo. Así que paras en seco, detienes tu nave… Pues podría ser interesante enamorarse del cielo desde la arena.
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Sería Capaz

«Sería capaz de cambiar el calendario lunar…escalar esta montaña polar y a tu lado aterrizar…»
2016, y 4 años desde que empecé esta aventura, este mundo de viajes al círculo polar, de heladas en Siberia, de veranos en Saturno, de burbujas y más burbujas, de Madys y cafés, de Clementines que vuelan en naves fluorescentes… de gente cósmica, que explora, que percibe esa magia y que no se detiene.
4 años de mundos birichináticos, de historietas, de imágenes y de sueños… porque sólo este espacio me acerca un poquito a ese universo de colores y luces, de personajes y de cráteres que habita en mis pensamientos. Esa realidad mía que se esconde entre las estrellas, y que quizás… por qué no… exista.