Ráfagas de papel y casualidad

«Qué piensas ahí sentada, en silencio… perdida en la ventana? 
En fotografías veladas, fotografías que nunca se revelararán… pero que flotan en mi cabeza tan nítidas como si las tuviese delante. 
¿Y por qué lloras?
Porque sin ellas tu jamás podrás ver lo que yo veo.»
Hay un arte perfecto en la improvisación, en la casualidad… y a veces por qué no, en lo inservible. Nunca te des por vencido ante un borrón oscuro o ante una mancha de café en un lienzo blanco, siempre habrá otra forma de mirarlo, de darle la vuelta y ver la belleza de la imperfección.

La Vie en Rose

 
ROSA… El nuevo BLANCO!
Me encantan las bodas (eso ya lo sabéis) y mucho más si son pasteles… chic y diferentes, como la vida misma. El ROSA está de moda, inspira, genera texturas perfectas y te hace sentir única. ¿Te atreves?

Senza fine

 
Sábado por la mañana, todo en silencio en la playa, hace frío… es temprano. De fondo «Senza fine» de Gino Paoli y el olorcillo a café traspasando las paredes. Tu vida está cambiando… y qué??
Seguro que vivirás muchos años… tendrás muchos amigos, disfrutarás del sol… reirás hasta lo más profundo y llorarás partiéndote el alma. Pero un día cualquiera, de repente…sin saber muy bien por qué necesitarás volver a ser quién  fuiste de niña, y necesitarás cambiar, romper con todo y buscar ese algo que para muchos pasa desapercibido toda su vida (pero para ti no). Porque tú eres una de esas personas, una de esas que ansían la búsqueda, que necesitan abrir puertas gigantes para colarse, para perder el miedo a que la magia entre y lo coloree todo.
Un sábado cualquiera escuchando «Sensa fine» querrás volver a vivir de otra manera, con toda tu fuerza, sin disfraces, sin versiones de ti misma… y sólo así volverá el entusiasmo.

Domingos en Siberia

Había una vez una niña que caminaba por un puente blanco, me gusta pensar que era yo misma, quizás lo fuese… la soledad de las tardes de invierno de los hijos únicos dan para muchos paseos por jardines mágicos, para imaginar!
Una época de serpentina, de crear… en fin la niñez…  un lugar donde apetecía quedarse y al que sin embargo nunca he vuelto.

El Nuevo Viaje

Gracias por estos tres años
En este 2015 (un número bonito si cabe) es imprescindible que emprendáis algún viaje… el que sea, no siempre los viajes en avión son los que más lejos nos llevan, a veces es un viaje al corazón, una búsqueda, un libro, un café… un viaje en el tiempo, un ratito en Saturno o incluso un regreso. Los mejores viajes de mi vida siempre fueron los regresos, pero para poder volver siempre hay que tener el valor de irse, de enfrentarse al espejo y de vivir.
Un regreso implica la nostalgia de dejar aquello que fue tu mundo temporal, de dejar tus refugios, tus cabañas frente a tus pánicos absurdos y volver a casa, a lo seguro… pero siendo un poco mejor, un poco más tú, un poco más enorme. Volver llevándote lugares, secretos que se fundirán contigo e iluminarán tu cielo en esos días un poco más oscuros.
Hay que emprender un viaje interestelar al menos una vez al año, un viaje que nos repare y nos haga crecer. A veces el destino está en Siberia, en esa mañana de hace diez años, o en ese abrazo que quiero darte pero no me atrevo.

Empieza el nuevo año y es algo así como estar arriba de la montaña rusa una vez más… con esa energía y ese vértigo a la vez; en esa espera en la que durante unos segundos de paz absoluta se visualiza todo, toda la cuesta que subiste para estar allí y el tirón enorme que te queda. El cambio de año es un poco así, una mini espera en imagenes, un recuento veloz de 365 días buenos y no tan buenos… y una media sonrisa con la esperanza de que esa bajada sea increíble, que esos segundos que dura la felicidad nos den la fuerza necesaria y el impulso para la nueva subida.

Pequeña Clementine

 

Érase una vez diciembre… un día cálido de chimenea, de olor a nogal y a caldo caliente, una tarde cualquiera del pasado, de chocolate con leche y de mamá en la cocina… aquel abrazo intenso y su perfume de figji… Mi vida entera podría resumirse en un mapa de aromas fascinantes que me permitirían recordar hasta revivir y regresar mil veces a lugares donde estuvimos una vez y ahora ni siquiera existen.

 

Tres meses sin actualizar el blog… que desastre! y es que tres meses dan para mucho, sobre todo para llenar el corazón. Es cierto que han sido meses de abandono total del espacio cibernético, meses de empezar de nuevo, de proyectos infinitos… meses de menos escribir pero de más vivir en definitiva, de ver como la amistad se transformaba en cosas mejores y peores (a veces).

 

Y seguir… y seguir en esa particular búsqueda de uno mismo… esa búsqueda que parece no querer acabar nunca. De nuevo, un domingo cualquiera, perdida en cualquier parte, con la cabeza entre dos lunas, en mis asuntos… pequeñita, grande a ratos, rodeada de lavanda… como de costumbre. Volviendo a lo místico, a la ausencia, al frío húmedo y al caer de las hojas; es cierto que el sol del verano y las olas inspiran hasta los muertos, pero la lluvia en la playa genera un tipo de nostalgia que no todos saben entender.