Ráfagas de papel y casualidad

«Qué piensas ahí sentada, en silencio… perdida en la ventana? 
En fotografías veladas, fotografías que nunca se revelararán… pero que flotan en mi cabeza tan nítidas como si las tuviese delante. 
¿Y por qué lloras?
Porque sin ellas tu jamás podrás ver lo que yo veo.»
Hay un arte perfecto en la improvisación, en la casualidad… y a veces por qué no, en lo inservible. Nunca te des por vencido ante un borrón oscuro o ante una mancha de café en un lienzo blanco, siempre habrá otra forma de mirarlo, de darle la vuelta y ver la belleza de la imperfección.

Que invierno más largo, el frío no deja de penetrar por las ventanas y el mar ruge fuerte estos días de febrero. Así que… taza ardiendo en mano, manta hasta las orejas y a escribir un rato.
Me apetecía ver una película de las buenas, de esas que nos atrapan y nos cambian un poco, últimamente ya casi no se encuentran… Por suerte mi cabeza tiende a inventar guiones constantemente, por lo que el aburrimiento no visita a menudo nuestro cuarto piso.
Dani Rovira dijo algo así como que no sabía como se hacían tantas cosas a la vez cuando recogió el Goya al mejor actor revelación en la gala que el mismo presentaba… Me transmitió ternura, me sentí identificada con esa sensación. No se como se hacen tantas cosas a la vez, eso pienso en la soledad de la noche, metida en el coche de vuelta a casa, tras un día agotador de más de cinco cosas en la cabeza la mayoría de los segundos…

Fue precioso ese momento, ver la felicidad de la casualidad, ver como una fotografía llena de luz se convertía en la mejor y lo iluminaba todo (felicidades).

Cualquier fotograma puede ser el mejor siempre que represente un instante de la vida y transmita algo. Miré un rato y me paseé despacio por mi patio de butacas particular… estaba un tanto vacío (cosas que pasan con los años). El caso es que al fondo se veía un sofá de terciopelo rojo, un poco vintage (como mi película) y allí estábais todos vosotros, todas mis fotografías sin cámara, apretados y sonrientes como siempre a pesar de todo, creando un eco tan profundo que conquistaba la habitación.

«No te imaginas lo que me gustaría salir ahí fuera y bailar contigo, tirando por encima de nuestras cabezas a modo de confeti los pedazos de esas revistas de corazón absurdas. (Te echo de menos).»
Gracias por leerme y a seguir caminando, besos.BB
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