Un día no hace demasiado tiempo fuimos princesas… y vivimos en un palacete, solíamos sentarnos en nuestros tronos de colores y jugábamos a arreglar el mundo en eternas tardes de café, mientras un cuadro de Audrey Hepburn presidía nuestro reino.

Aquellos días en la universidad, parece que fue ayer. Todas metidas en el ascensor, apretujadas y esos chistes absurdos que sólo entendíamos nosotras. Una charla rápida en el bar de abajo y a pasear los apuntes por las bibliotecas. Éramos de las del «hoy no salgo»… y ni siquiera volvíamos a casa a cambiarnos de pantalones 😉 Un autobús de la nada. Madrid, por ejemplo. El equipaje, vuestra compañía.

Ahora, en la rutina, lejos de aquellos años en Granada. Cada una en sus cosas, en su micro mundo personal. Aún siento que formáis parte de mí de un modo inexplicable. Os encontré simplemente, no podría haber sido de otra manera, porque lo importante de los lugares al fin y al cabo, es lo que les da sentido. Fuisteis princesas, pero lo que tengo claro es que hoy sois REINAS.