La hierba creciendo

Chispeaba, ese tipo de lluvia que nadie termina de comprender, el caso es que para llorar así no llores, o arrancas de verdad, con la liberación de emociones que eso supone o te secas las lagrimillas… Paseaba, un tanto enfurruñada por esa llovizna estúpida tan típica de Londres, cuando ví pasar un chico con una camiseta peculiar, llevaba un mensaje que no pasó para nada inadvertido ante mis ojos,»listen to the grass grow», fue una revelación para mí. Y es que a veces necesitamos «esa» pausa, cerrar los ojos y percibir las cosas de otra manera, «parar» en definitiva. Abrir los oídos y sentir que es lo que está pasando desapercibido… escuchar el mundo, apartarnos de las dificultades y simplemente escuchar la hierba crecer. Es cierto que nos cuesta «escuchar», quizás nos entretenemos, nos distraemos demasiado…
Nuestras luchas, cada uno consigo mismo, la cobardía, el miedo… la pérdida. Es difícil asumir que no siempre se gana, que no siempre estaremos nadando sobre las olas. Pero tenemos un tesoro muy valioso que jugará siempre a nuestro favor, el entusiasmo. No dejéis de vislumbrar cualquiera de vuestros sueños por lejanos e imposibles que parezcan, de lo contrario habremos perdido esta lucha.

Las piedras se saltan, se esquivan… y si no se puede… y te derriban, pues te caes! y aunque estés rota, te levantas de nuevo, porque en eso consiste la valentía, lo fundamental es dejar atrás cada una de esas piedras, el resto es un círculo absurdo que se cierra siempre en el mismo punto. «Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distrubuir el trabajo. Lo primero es evocar en los hombres el anhelo por el mar».

Parar, escuchar y sentir… tremendamente complicado en estos días donde todo corre y gira a la velocidad del rayo, nadie dijo que fuese fácil. Pero a pesar de todo no os pongáis a construir cualquier cosa al azar en vuestra vida, es cierto que cualquier camino vale, siempre que el objetivo sea seguir caminando, pero no recorráis ni un metro de infelicidad. Habrá momentos en los que perdamos aliento, una bocada se esfumará en el aire y nos sentiremos un poco más vacíos, será entonces cuando Dios nos ofrezca un momento de reflexión, un pequeño instante para hacer recuento y decidir por qué sendero queremos seguir caminando. Mientras tanto… lo mejor será percibir los segundos a otra  velocidad y sentir la hierba en su viaje.

1 Comentario
Dejar un Comentario: