«Ya estamos en edad de tirar por la borda los sentimientos que no nos sirven para nada… y quedarnos sólo con aquellos que nos ayudan a vivir.» Isabel Allende

Dices que te aburres, que este lugar te atrapa hasta que se te cae encima, que las cosas aquí parecen demasiado pequeñas. Días iguales en inviernos idénticos, que dibujan líneas rectas en el calendario. ¿Sabes qué? Yo también solía decir eso.

No se si serán los años, el tiempo que nos transforma y nos descubre otras personalidades… porque al crecer dejamos de entusiasmarnos con el ruido y empezamos a valorar los silencios. A valorar, lo que al parecer desde el principio había sido «lo importante», y decidimos escuchar la vida, pararnos delante de ese instante y respirarlo dos veces por segundo, porque somos conscientes de que nunca volverá. Y elegimos otras formas de pasar el tiempo, de decorar nuestro propio universo, otras formas de estar en él y de hacer que cuente. Stephen Hawkings dijo una vez que «el universo no sería tan interesante sino fuese el hogar de la gente a la que amamos».

Puede que la vida no sea perfecta, pero tiene momentos maravillosos… y la mayoría de ellos ocurrieron desapercibidos entre los rayos de sol de la mañana, persiguiendo sueños en el camino.

Elegir, que verbo tan complejo. Elegir implica siempre dejar algo en el camino, dejar de lado una posibilidad. Elegir, optar, acotar, buscar, esperar… el resumen de la vida. Verbos que engloban demasiados conceptos, y es que el lenguaje necesita matices para entender al corazón.

Y un día eliges, seleccionas esa carretera, llámalo azar, casualidad, corazonada, olor a mar… y pones rumbo a ello. Escoges, dejando atrás todas esas tú que podrías haber sido una mañana, y metes quinta, aprietas el acelerador sin mirar atrás… haciendo enorme el verbo ELEGIR, desdibujando a lo lejos miles de canciones que hablarán de otras chicas, pero no de ti. Canciones que escucharás de vez en cuando navegando en la terraza con los ojos cerrados, imaginando otros caminos, otros lugares en los que podrías haber estado, otros sueños también maravillosos, pero que no serán los tuyos.

Voz en off: ojalá pudiéramos serlo todo.

Trenes que van, que vienen… que dejamos pasar, que perdemos, que olvidamos. Trenes fantásticos que nos transportan a lugares de ensueño, que nos construyen. Me gusta sentarme en el andén, ver pasar y pasar locomotoras, imaginarme las estaciones en las que pararán.

La gente se empeña en decirnos que no dejemos pasar trenes en nuestra vida. ¿Y qué es elegir sino dejar pasar algunos trenes? Y esperar a ese tren que sin saber por qué nos arranca algo. Yo te diría que no te subas a cualquier vagón por la inercia loca de las cosas o las presiones del mundo, que persigas la chispa que te hace sonreír, que no te conformes, que no intentes demostrar nada a nadie más que a ti mismo y que sigas buscando esa locomotora mágica capaz de conducirte a cada sueño y cambiarlo todo. No tiene nada de malo esperar.

Escribo este post a ratos, en espacios frenéticos de tiempo entre biberones y noches sin dormir, entre canciones de Sleeping at last, entre soles, nubes, albero y flores… me gusta contar historietas, metáforas que hablan de muchas cosas, a veces de mi. Semana de bloqueo mental absoluto, cuesta escribir… ¿serán las neuronas que no se ordenan con el insomnio?

Estos meses han sido caóticos, emocionantes, han llegado trenes de esos que desordenan habitaciones y que te agotan sí, pero que te definen, y te cambian para siempre. Elecciones maravillosas que aunque nos alejen de otros caminos, hacen que seamos conscientes de que no podríamos haber elegido mejor sendero para caminar.

Voz en off: ¿Qué es la felicidad..? Olor a tierra mojada, a jazmines, a lumbre… música que inspira, fotografías de paisajes en calma… bailar entre cráteres y ese verano en nuestra playa que dura toda la vida.

No dejes que nadie elija tus caminos.

Para ti, pequeño astronauta.

Hasta la próxima princesas y sapos, gracias por leerme y a seguir caminando. BB

#cartasdesdelacasitamarinera