Aquellas pequeñas cosas

Volando en Bicicleta

Cuando era pequeña pocas cosas me hacían más feliz que subir con mi bicicleta la colina de mi urbanización, era duro aquello, pedalear hacia arriba nunca fue fácil, toda una hazaña, en pie sobre los pedales, girándolos con toda la fuerza y la energía que tenía, como si aquello fuese lo más importante de mi vida… Porque merecía la  pena llegar a la cima, visualizar todo ese mundo bajo mis pies. Era una conquista genial, por un instante, todo! absolutamente todo me pertenecía. Subir sobre el sillín y dejarse caer, a veces sin manos, sin pies… volando durante segundos sintiendo aquel airecillo húmedo en la cara y aquella sonrisa…

El caso es que con el tiempo, sin darnos cuenta nos volvemos demasiado exigentes con eso de la felicidad. Hace mucho que no pruebo a deslizarme en bicicleta por aquella colina, ya casi he olvidado aquellas sensaciones. Hace como diez años que realizo ese trayecto en coche, una rutina práctica, sin acordarme casi nunca de la niña que fui. Prometo que cuando regrese a casa, será la primera cosa que haré. Sin pies, hacia abajo… volando!

 

A mi me hacían felices las tostadas de nocilla de mi abuela, aquel olorcillo a pan quemado en la cocina, los gritos de mis primas alborotando el pasillo… la botella de batido de puleva (que mítica), o los días de verano en los que nos despertaba el olor a churros. No se por qué dejamos de hacer esos desayunos, deberíamos prepararlos de vez en cuando, olvidándonos de lo que engordan y acordarnos de la abuela! 😉 Me acuerdo mucho de ella… cuando preparaba los «bártulos» de la playa. Sus bolsos de colores perfectamente organizados, aquellas fantásticas gafas de sol  y su sombrero de paja. 

Pasar las horas frente al mar, como si el día fuese infinito…
Y que me decís del café de siempre… Nunca probé un café mejor que el de mi tito Rafa, en esa cafetera de latón, sobre el fogón de la cocina, con toda su magia y su cariño. Podría recorrer el mundo, pero ningún otro sabor ni ningún otro olor serían equiparables a aquel aroma bajo la ventana.
«Las grandes cosas están hechas de las pequeñas. Si cuidas las pequeñas cosas las convertirás en grandes. Si cuidas sólo las grandes, siempre serás pequeño.» Albert Espinosa
Poner el casset y bailotear por todas partes. Sin duda deberíamos bailar más… en cualquier parte, como antes.
«Baila. No dejes de bailar mientras suena la música. ¿Lo entiendes? Baila. No dejes de bailar. No pienses por qué lo haces. No busques significados. En realidad, no significa nada. Si te pones a pensar… las piernas se detienen.» Muramaki
Ser feliz con las palabras. Liberar la mente. Escribir… sobre todo y sobre nada. Ojalá toda la gente del mundo entendiese lo importante del «viajar», de perderse a través de los continentes y del tiempo si es posible, y sino siempre podemos hacerlo con los ojos cerrados o en las páginas de un buen libro.
Las cosas que me hacen feliz… dios! cuantas tonterías.  Alguna que otra está ahí desde siempre, pero otras son muy nuevas, digamos que las he ido incorporando por el camino. Y espero encontrar muchas más… porque eso es lo interesante de la búsqueda 😉 La felicidad está en esos pequeños logros diarios, que a veces pasan desapercibidos… pero que sin duda, nos hacen volar en bicicleta por un instante mágico. Buen domingo, un besote y hasta la próxima! Mil gracias por leerme. Bea 😉
4 Comentarios
  • 07/11/2013

    Tienes un Don para ver las cosas desde otras perspectivas. Aprovechalo!!!

  • 20/11/2013

    Me gusta lo que transmites y la manera en que lo haces… que suerte ver las cosas desde tu prisma. Un besin.

    • 22/11/2013

      Judicandy, gracias por tus comentarios, he estado repasando y me ha hecho mucha ilusión leerte. Me alegra que te hayas quedado por aquí 😉
      Un saludo, Bea.

  • 22/11/2013

    Muchas Gracias por vuestros comentarios y los mensajes al correo electrónico, me hacen felizzz! Me alegra que os transmita algo 😉 Un besote muy grande

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