Diario de una Cuarentena, el día que cambió el mundo

«Abróchense los corazones de seguridad, que se aproxima un temporal. Y den más tiempo a todo, a lo que ya nunca le dan, no hay otra forma de escapar.» Fran Mariscal.

Tú estuviste allí, en aquel invierno gris que llamaban primavera, con tu sonrisa eterna recorriendo las tres habitaciones de la casita marinera, cantando canciones y aplaudiendo a todas horas desde el balcón. Con tu alegría inmensa inundando las paredes, tu mirada azul de niño, las estrellas de tu telescopio y esos cuentos que ampliaron cada espacio minúsculo y claustrofóbico a todo un cosmos de aventuras.