Pequeña Clementine

 

Érase una vez diciembre… un día cálido de chimenea, de olor a nogal y a caldo caliente, una tarde cualquiera del pasado, de chocolate con leche y de mamá en la cocina… aquel abrazo intenso y su perfume de figji… Mi vida entera podría resumirse en un mapa de aromas fascinantes que me permitirían recordar hasta revivir y regresar mil veces a lugares donde estuvimos una vez y ahora ni siquiera existen.

 

Tres meses sin actualizar el blog… que desastre! y es que tres meses dan para mucho, sobre todo para llenar el corazón. Es cierto que han sido meses de abandono total del espacio cibernético, meses de empezar de nuevo, de proyectos infinitos… meses de menos escribir pero de más vivir en definitiva, de ver como la amistad se transformaba en cosas mejores y peores (a veces).

 

Y seguir… y seguir en esa particular búsqueda de uno mismo… esa búsqueda que parece no querer acabar nunca. De nuevo, un domingo cualquiera, perdida en cualquier parte, con la cabeza entre dos lunas, en mis asuntos… pequeñita, grande a ratos, rodeada de lavanda… como de costumbre. Volviendo a lo místico, a la ausencia, al frío húmedo y al caer de las hojas; es cierto que el sol del verano y las olas inspiran hasta los muertos, pero la lluvia en la playa genera un tipo de nostalgia que no todos saben entender.

Verano en Saturno

 Saturno es el segundo planeta más grande del sistema solar y también el más liviano… y es que hasta en el cosmos perfecto no siempre las cosas son lo que parecen. Treinta lunas cada noche… ¿Y si fuésemos un ratito a Saturno, como hacía el principito en sus viajes… en un salto, sin más… sin naves espaciales, ni películas de ciencia ficción; un ratito de verano nada más, para enamorarnos otra vez entre sus lunas, tan enormes como la tierra. Me encantan los veranos de Saturno porque allí siempre es invierno, por su velocidad y su pausa, por sus contradicciones… por ser la única bola cósmica capaz de flotar en un océano de agua.

Tormenta de verano

Entre recortes y cuadernos leí una frase que tenía guardada desde hace años, desde aquellos difíciles y extraños tiempos de instituto en los que fuí más odiada que querida… por razones que aún a día de hoy desconozco. «El verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable de ayudar al otro para que sea quién es». Que raro… porque si esto es verdad, al final no hay tanto amor, ni tanta gente que nos quiera con los ojos cerrados. Y es que en el amor se mueven muchos intereses, cuantas veces no intentamos moldear al otro, cuantas veces no nos hemos sentido moldear; desde lo más mínimo hasta lo infinito, hasta la pérdida. (Lo siento).
Quiero ayudarte a que seas quien eres y que vueles tan alto que casi no pueda atraparte. Quiero que me ayudes a volar hacia los planetas con los que sueño y que una vez allí te acurruques a mi lado y me recuerdes quiénes somos realmente, para que no lo olvide perdida en la inmensidad y me apague entre las estrellas. 
Y como te echo mucho de menos, hoy voy a hablar de ti… para que mis palabras se pierdan en este universo de códigos html y me leas si te acuerdas desde aquel país de muy muy lejano.

Mermelada Casera

Preparar mermeladas caseras es un detalle perfecto, dulce y hecho con amor.

Facilísimo!!! En primer lugar tenemos que comprar frambuesas frescas de calidad, limpiarlas bien y dejarlas escurrir. Una vez limpias las frambuesas, las introducimos en un recipiente adecuado y añadimos el azúcar.  Dejamos la mezcla en maceración durante un par de horas para obtener el jugo. Removiendo lentamente en un cazo dejamos que hierva el preparado hasta que adquiera la textura de mermelada.

Desde Siberia

La sencillez es preciosa, las cositas pequeñas del día a día… sin saber muy bien por qué, a pesar de los días insoportables y del aburrimiento inevitable, una extraña energía nos atrapa y nos mantiene enganchados al despertar… a la vida. Y queremos estar despiertos para siempre, y queremos, queremos y queremos…

Picnic de invierno extraterrestre

Estaba allí, intacta como si nada… mordiéndose las uñas como de costumbre,  frente a frente, mirándose fijamente en aquel picnic extraterrestre. Todas las nubes volando sobre sus cabezas y ese frío penetrante que les recordaba que aún estaban vivos. Lágrimas dulces y esa forma de nostalgia que llenaba el vacío sin que ellos lo supiesen.  En sus ojos, su lucha contra el miedo y todas las sensaciones inexplicables de las almas maravillosas.

Desafiando la gravedad

Cuantas veces habré escuchado y tarareado esta canción en mis tardes infinitas de Londres, quizás fue uno de los grandes tesoros que me llevé de la ciudad del Támesis… después de un año allí me parece un buen regalo que compartir. La descubrí gracias a Mike, un tipo muy peculiar y mejor persona, un romántico de la vida en definitiva, como yo… como muchos que soñamos y soñamos repartidos por el mundo con historias de película y bandas sonoras.
Desafiando la gravedad, volando sobre los que pensaron que no lo conseguiríamos, que éramos débiles, porque los que no pueden suelen impulsarnos a abandonar el vuelo. A los que pensaron que nos hundiríamos en el más pequeño charco del camino y a los que creyeron que no seríamos capaces de atravesar océanos a nado. Hoy les canto que si pudimos hacerlo. Nadamos ayer y hoy hasta el desaliento, en aguas con oleaje… a pesar de las tormentas. Ahora grito a pleno pulmón que nosotros desafiamos y definimos la gravedad y lo seguimos haciendo cada día, porque ahí esta la magia de este fantástico viaje. Sin límites, juntos, libres… para siempre.

Papel y Cartulina

Todo el mundo trata de realizar algo grande, sin darse cuenta de que la felicidad está en las cosas pequeñas. Resulta increíble lo que se puede hacer con papel y catulina. Tarjetas, postales, sobres, cuadernos… Tan sólo necesitamos saber escoger bien las texturas, los estampados y tener algunas ideas. Personalmente, me encanta comprar pliegos de papel antiguo, periódicos y recortables en tiendecitas perdidas por el mundo. Los pongo todos juntos enrollados en un cubo de latón, además de darle un toquecito artístico a la habitación, me permiten inventar e imaginar diferentes combinaciones.

Cumplimos dos años

Que alegría que el blog haya continuado estos dos años. Al principio era difícil organizar un blog con tantas ideas, pero poco a poco me he esforzado en darle forma y sentir mucho más cada una de las entradas que escribo.

Ya estamos en 2014, es un número bonito, el 14 me da buenas vibraciones… probablemente porque nací un 14 de mayo presiento que este será un buen año, un año de orden, un tiempo para recoger los frutos que hemos sembrado y visualizar mucha más luz en el camino. 

Feliz 2014

 2013 ha sido un año de lucha para la mayoría, 2014 será mejor porque ya estamos preparados para la carrera. Un besazo enorme y mil gracias por estos dos años de blog.