Cambio de rumbo

«La vida es como un globo aerostático. Para subir más, hay que saber soltar lastre y arrojar por la borda todo lo que nos impide elevarnos.» Raphaelle Giordano

Tenemos miedo, que digo miedo «pánico» al cambio, al giro repentino de planes… a la necesaria y vital forma de girar el volante 360 grados de vez en cuando. Recuerdo alguno de esos instantes clave, pequeños o grandes acontecimientos en la vida que me hicieron levantarme de la silla de golpe. Ese «clic» que señala que es hora de partir, señales, muchas de ellas desapercibidas… como un café que sabe diferente… o esa tristeza sostenida de invierno, una frase en el autobús… aquella canción de Queen… sensaciones con todo y para todo. Es entonces, cuando tras tres o cuatro tardes de duda y melodrama, de películas surrealistas y de litros de helado de chocolate a la americana… decides que hay que dibujar otros caminos. Y aunque la incertidumbre siempre ha sido mi punto débil, he de decir que es de las mejores cosas que nos regala la vida, sino menuda falta de factor sorpresa… ¿no creéis?

Ratitos de café, flores y cartulina

«Dicen que la creatividad es la inteligencia divirtiéndose.»

Hoy os dejo algunas fotografías de nuestros encuentros del mes de octubre, días cargados de buenos ratos, cafés inolvidables, grandes amigos y gente repleta de proyectos. Gracias a todos los que habéis hecho posible estos cafés, y a los que no habéis podido estar con nosotros, os dejo un pequeño recopilatorio para que os animéis y os vengáis a conocernos en nuestro próximo encuentro. Un besazo!!!

Mi primera carta de amor

«Juraría que cada palabra que cantas… la escribiste para mí.» James Arthur

Me pregunto que estarás haciendo ahora, flotando en la calma, preparándote para ese viaje del que aún nada conoces. A mi me entra un gusanillo en la barriga cada vez que hablo de ti… no sé si algún día podrás comprender esa sensación. Amor y miedo, menuda mezcla contradictoria y al mismo tiempo inseparable. Supongo que el miedo es inevitable, pero como siempre te han dicho y repetido, el miedo es sólo al empezar, después todo se afloja, todo fluye… probablemente porque ya estaba establecido que así fluyera en alguna estrella, y la vida transcurre, de la mejor manera que sabe.

Carta a una super heroína

¿Te acuerdas de aquellos ponys de colores, esos que tenían el pelo fluorescente y olían a fresa..? Conseguir uno a la salida del cole y peinarle el pelo con aquel minúsculo cepillo rosa fucsia era la mayor de las felicidades… ¿Te acuerdas cuando aquello bastaba para conquistar el mundo…? Y sólo vivíamos para ser, con aquella libertad de no necesitar parecer nada más de lo que éramos.

Octubre y mi último café en Siberia

«El polvo del centro de la vía láctea es como niebla, opaco a la luz visible e impenetrable para los astrónomos que quieren escudrinar su interior con telescopios ópticos. Por eso sabemos menos de nuestra propia galaxia que de otras mucho mas lejanas.» L.Etxebarría

La vida sencilla

«Ven hasta aquí, sálvame tu… ponte a reír, prende la luz… cerca de tí, tiemblo.» El funambulista

Lo digo en serio; siéntate un momento ahí, donde puedas, prepárate un tazón de buen café en la taza más apetecible que tengas en tu casa… dedícate ese momento (te lo mereces), mira por la ventana y recuerda algún instante de tu niñez, probablemente olería a buñuelos, sonaría a coro, a llantos por caídas de la bici, a abrazo con chocolate, a vida sencilla…

La vida sencilla, es fácil. Desayunos en el porche, zumo de naranja recién exprimido, ese olor a pan y a bosque… una cesta de fruta, colores almendra, nogal, una pizca de lavanda y notas de Van Morrison en mi tocadiscos. Bailotear contigo ese «Days like this», canción fascinante que debería ser la banda sonora de todas las vidas sobre la tierra.

Tu nueva yo

Los momentos malos constituyen esa necesidad para el aprendizaje, esos puntos de inflexión que nos abren los ojos y nos hacen un poco más fuertes, más astutos, menos cobardes y mucho más valientes. Dices que odias el paso del tiempo, que te agobia que pase el verano y que las semanas se te esfumen como agua entre los dedos… que odias los domingos, que se apodera de ti la ansiedad inexplicable del paso de los ciclos, del fin de las semanas… en cambio a mi, cada vez me gustan más… por esa nostalgia que encierran. Los domingos son mi día de escribir, de espacio para la desconexión (tan necesariamente humana), el día del baño caliente con espuma o del libro en el sofá.

Puede que ya me encantasen los domingos en la universidad (cuando renegaba de ellos, engañando a todos), era nuestro día quejica, ese que ahora no cambiaría por nada… y que constituye uno de los recuerdos más nítidos y geniales que tengo… acurrucadas en aquel cuarto congelado de la residencia, comiendo galletas y hablando sobre lo poco que sabíamos de la vida… (tampoco es que ahora sepamos mucho… a decir verdad). Te fumabas tu cigarrillo en la ventana, con ese estilazo tuyo, desenfadado pero de cine, con aquellas gafas de pasta, repasando sobre tus monturas algunos apuntes de última hora.

Verano

Ya estamos de nuevo por aquí, han sido unos meses complejos, llenos de bocetos que se armaban y desarmaban por segundos, llenos de rupturas internas y de comienzos, supongo que como siempre en la vida… hay ratitos de pararse, de reflexionar y de descargar todo aquello que pesa de más. Aún me encuentro en una de esas descargas «siberianas»… pero poco a poco todo se siente más ligero. Birichinata está siendo un caos absoluto que no termina de concordar, un batiburrillo lleno de piezas que encajan pero se repelen a la vez, aunque aquí sigo inmersa en este sueño, compartiendo con todos vosotros este proyecto… difícil de interpretar.

Y es que a lo tonto a lo tonto nos hemos metido de lleno en otro verano más, un verano de calorín, de sombrillas a borbotones y de ajetreos… Parece que el metro cuadrado de playa vale oro. Que lejos quedaron aquellos días de invierno, de paseos por esas arenas nostálgicas… Los veraneantes no saben de la magia de la playa de invierno, de sus secretos, ni de su tempestad…

Y aunque me disfrazo de turista y me entremezclo entre las señoras con gafas a la última y sombreros ibicencos, esta arena siempre me hace sentir especial, en casa, en esa casa veraniega que se prepara año tras año para el festín, para esos meses intensos de julio y agosto, dando todo de sí misma en un verano de luces y ferias, rebosando ruido, música, carcajadas y brindis con mojito a la luz de la luna… Es bonito ver esa estampa repitiéndose año tras año, desde la perspectiva de morriña de los días lejanos, en los que la ciudad nos olvida y nos convierte en una postal de nevera, en una taza de recuerdo para el desayuno, o en ese amor de verano que nunca volverá… desde esos días en los que la niebla marinera lo respira todo y el ritmo se enlentece y todo absolutamente todo se hace místico, recordándome porque esta es la única orilla del mundo que no dejaría nunca de mirar.

El Viaje Encantado

JOSE BERNAL Y MI MARAVILLOSA EXPERIENCIA FOTOGRÁFICA EN ANTEQUERA
«Me encantan los días esos en los que parece que te lanzas, te quitas los complejos y te tiras a la piscina sin flotador. Con tus inseguridades y tus miedos escondidos en los bolsillos… con tus nubecillas reboloteando en la cabeza y las alas bajo los pies. Los días en los que eres tú misma, sin importarte que te critiquen… los días en los que decides que vale la pena.»
Todo empezó una tarde de imaginación, seguida de un POR QUÉ NO..? Fotografía y planes alternativos de domingo por la mañana, bonitos cafés de carretera, que sirven para abrir círculos, ampliar, sumar, multiplicar… en eso debería consistir siempre la vida, en pasar ratos de película, alejándonos lo máximo posible de los que se empeñan en aplastar la creatividad. La vida debería consistir en hacer cada segundo lo que verdaderamente nos hace felices.