Verano en Saturno

 Saturno es el segundo planeta más grande del sistema solar y también el más liviano… y es que hasta en el cosmos perfecto no siempre las cosas son lo que parecen. Treinta lunas cada noche… ¿Y si fuésemos un ratito a Saturno, como hacía el principito en sus viajes… en un salto, sin más… sin naves espaciales, ni películas de ciencia ficción; un ratito de verano nada más, para enamorarnos otra vez entre sus lunas, tan enormes como la tierra. Me encantan los veranos de Saturno porque allí siempre es invierno, por su velocidad y su pausa, por sus contradicciones… por ser la única bola cósmica capaz de flotar en un océano de agua.

Sólo existe un tema, la vida. La vida y sus reflexiones… da igual lo que pienses o lo que escribas porque alguien sin nombre ya lo escribió antes que tú, o ya lo gritó al universo y su eco retumba a modo de pensamiento penetrante volando para siempre en una órbita elíptica que regresa. Y desde Saturno podemos zamparnos esos zumbidos que otros emitieron y hacerlos nuestros… porque nada importa más, no hay otro tema que la vida. Y como dijo mi querido Albert Espinosa (motor de mis sonrisas de hamaca libro en mano), «para vivir, hace falta vivir. Creo que no deberíamos olvidarlo».

Si pudiese atrapar los momentos entre mis manos y guardarlos en una caja para luego… Si pudiese volver mil veces… regresaría siempre a aquel verano del bañador rojo. Pensar demasiado, buscar respuestas incluso cuando no hay preguntas… esa búsqueda inquietante que nos transporta y nos lleva a asumir nuestra ignorancia para seguir buscando… y no parar, nunca. Pero… esto ya lo hicieron antes, cada molécula que se ordena para respirar… ya lo hizo. Porque en esta galaxia o en cualquier otra; no existe otro tema más importante que la vida.
 A pesar de nuestra resistencia al tiempo, un día todo será polvo y el pasado estará tan lejos que ya nadie podrá tocarlo… inevitablemente, sin pretensiones, ni preguntas, ni rabietas… y los ecos de Saturno volarán hacia otros universos paralelos, con la necesidad de ser escuchados. Pese a todo… Yo quiero quererte lo mejor que pueda, quiero construir mi barco lo mejor que sepa y quiero generar en ti ese anhelo inexplicable… y navegar, navegar hasta que me dejen; para al final convertirme en eco, porque no existe otro tema más importante que la vida.
«Todo lo que hagas en la vida será insignificante, pero es muy importante que lo hagas. Porque nadie más lo hará por ti.»  A seguir caminando, un beso enorme y hasta la próxima 😉
1 Comentario
Dejar un Comentario: