Carta a una super heroína

¿Te acuerdas de aquellos ponys de colores, esos que tenían el pelo fluorescente y olían a fresa..? Conseguir uno a la salida del cole y peinarle el pelo con aquel minúsculo cepillo rosa fucsia era la mayor de las felicidades… ¿Te acuerdas cuando aquello bastaba para conquistar el mundo…? Y sólo vivíamos para ser, con aquella libertad de no necesitar parecer nada más de lo que éramos.

REINAS

Con esa fuerza más grande que el viento, entrabas en las habitaciones y lo llenabas todo.

Uno oculta el invierno bajo sus hojas, se disfraza de arboleda y de seguridad, colores vino que nos alejan de la niñez o nos devuelven a ella, a modo de calcetines de lana con bolones. Puede que seas difícil de entender, probablemente seas como uno de esos conceptos extremadamente creativos o abstractos. Da igual, eres deslumbrante incluso con ese improvisado pijama que gastas, colores flúor, atuendo para explorar territorios, sacar la basura y perderse por travesías en ascensor.

No sé si dibujaste tus perspectivas en algún papel (algunos días lo busco). Recuerdo contemplarte pensando que eras como una estrella desaprovechada, que brillabas demasiado para aquellas cuatro paredes… podrías haber escrito historias de cine, vivir entre focos, luces y noches de gala. Pero tu forma de planear la vida no te lo hubiese permitido, se alejaba, años luz, de todos esos mundos paralelos.