La pequeña navidad

«Yo no quiero que me necesites, quiero que cuentes conmigo hasta el infinito. Y que el más allá, una tu casa y la mía.» Poemas, Elvira Sastre

Pasarán miles de navidades y seguirá oliendo a rosquillas recién hechas en el rellano de la escalera, aunque te hayas ido y ya no haya bandejas. Ese olor a flores de jardín tras tus orejas, a colonia Puig en el baño, a café y a ralladura de naranja por los pasillos. Y seguiré recordando aquel vaso de leche que solíamos preparar juntas en el balcón, mientras veo la ciudad encendida, tarareando por dentro ese «vuelve…» sin que nadie pueda escucharme, en habitaciones diferentes, en las que a veces llega una ráfaga de perfume que me recuerda a ti. Escucho a Adriana Moragues a toda vozcantando eso de «Vuelve, aún hay demasiada gente por aquí que pregunta por ti.» Y me sale ese suspiro tonto, el suspiro absurdo de la imposibilidad.

Desde mi Olivetti cuando no me ves

Es raro escribir con Olivetti en el año 2017, sobre todo porque al final escribas lo que escribas sino está escrito en ordenador, se pierde en el desorden caótico. Contigo Olivetti las cosas son de otra manera, me pones nostálgica y me inspiras algo, será tu sintonía musical, esa cancioncilla al escribir, no sé… me generas un aire tan místico que hasta me siento especial.

La pequeña Olivetti era de mi abuelo, lo recuerdo escribiendo sus cartas y operaciones de contabilidad como si fuese ayer, con aquellas gafas de pasta en equilibrio sobre la punta de la nariz. Cuando suena Olivetti y le cuento mis historietas «astronáuticas» de planetas imaginarios, mi abuelo parece estar un poquito más aquí, más conmigo, más en la tierra.

Cerrando el telón de mi Incendio de Nieve

Pequeño escondite… ya verás como nos olvidas; al final toda esta marejada de emociones alucinantes se apagará en un recuerdo borroso de verano, al que volverás, sí, de vez en cuando… para saborear de nuevo los jardines, el barro, ese asfalto ardiente entre tus dedos… pero poco más.

Septiembre siempre apaga la intensidad de las cosas, convierte el verano en ese espejismo irreal… pero pese a todo, esconde las mayores historietas de la vida entre sus aguas. Nubes azules que bailan sobre cielos de cafés interminables…

Domingos en Siberia

Había una vez una niña que caminaba por un puente blanco, me gusta pensar que era yo misma, quizás lo fuese… la soledad de las tardes de invierno de los hijos únicos dan para muchos paseos por jardines mágicos, para imaginar!
Una época de serpentina, de crear… en fin la niñez…  un lugar donde apetecía quedarse y al que sin embargo nunca he vuelto.

Domingo de Mayo

Los días en los que corría, en los que volaba alto, aquellos en los que me frenaba de golpe y me caía rodando. Cuando decidía escalar montañas. Los días en los que intentaba ser mejor, y otros muchos en los que era peor. En mis aciertos, en mis dudas, en mis noches sin dormir… tú siempre eras mi madre.
Feliz día de la madre!
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Regreso al pasado

Podemos regresar al pasado cuando queramos, así lo demuestran ciertos rincones escondidos por la ciudad, que nos ofrecen la posibilidad de rescatar estilismos con mucho encanto, un tanto nostálgicos a veces, pero sin duda únicos.

La Merienda

Busca las meriendas más especiales, un buen café con un postre único… en un sitio acogedor y con encanto. Hoy te recomiendo una nueva forma de disfrutar las tardes en la ciudad, entenderlas y disfrutarlas.
cupcakes

Hierba y barro

Para esos días de reflexión,  cuando buscamos desconectar… y no encontramos más que ruido. Puedes trasladarte a un lugar único, donde el olor a humedad, hierba y barro invadirán cada uno de tus poros. Relajate, y buen viaje…
parque del retiro madrid

Días de campo y playa

  «Todos somos inevitables, todos venimos de lo mismo, todos constituimos un milagro en nosotros mismos. Energía y moléculas es vida.»
playa

Un día

«Creo que a algunos les da miedo… pensar que las cosas pueden ser distintas. El mundo no es exactamente…una mierda. Alguna gente está acostumbrada a las cosas como están… y aunque estén mal no pueden cambiar. Y digamos que se rinden… Y cuando se rinden todos pierden.» Cadena de Favores, 2001. Dirigida por Mimi Leder.