Cambio de rumbo

«La vida es como un globo aerostático. Para subir más, hay que saber soltar lastre y arrojar por la borda todo lo que nos impide elevarnos.» Raphaelle Giordano

Tenemos miedo, que digo miedo «pánico» al cambio, al giro repentino de planes… a la necesaria y vital forma de girar el volante 360 grados de vez en cuando. Recuerdo alguno de esos instantes clave, pequeños o grandes acontecimientos en la vida que me hicieron levantarme de la silla de golpe. Ese «clic» que señala que es hora de partir, señales, muchas de ellas desapercibidas… como un café que sabe diferente… o esa tristeza sostenida de invierno, una frase en el autobús… aquella canción de Queen… sensaciones con todo y para todo. Es entonces, cuando tras tres o cuatro tardes de duda y melodrama, de películas surrealistas y de litros de helado de chocolate a la americana… decides que hay que dibujar otros caminos. Y aunque la incertidumbre siempre ha sido mi punto débil, he de decir que es de las mejores cosas que nos regala la vida, sino menuda falta de factor sorpresa… ¿no creéis?

Bye bye London

Hoy he recordado por qué escribo, por qué tengo este blog y por qué a veces siento la necesidad de esconderme en las cafeterías con un viejo cuaderno y un lápiz a garabatear. Es cosa del alma, de las emociones atrapadas que necesitan liberarse, salir con las palabras. Pero a veces son demasiado fuertes, y entonces tenemos que llorar… que reír o partirnos en dos.
«Rompí a llorar.  Me encanta esa expresión. No se dice rompí a comer o rompí a caminar. Rompes a llorar o a reír, y merece la pena hacerse añicos por esos sentimientos.» Albert Espinosa

Diciembre

31 días de sueños

Nunca dejamos de dar vueltas, de movernos hacia alguna parte. Así es la vida, hacer maletas y deshacerlas, tener miedo y caminar. Perderse y encontrarse, o no encontrarse y a pesar de todo seguir buscando.

Creo que la vida de las personas puede medirse de muchas maneras, algunas personas se miden a sí mismas por sus logros, por el dinero, por lo que poseen, por ese golpe de suerte. Mientras que otros lo hacen por el trabajo, el sacrificio, por lo que han conseguido y cosechado. Estos suelen ser los más inteligentes.

 

Yo siempre he pensado que una forma muy buena de medir tu vida es mirar a tu alrededor y darte cuenta de quiénes se miden contigo. Cuando la gente que se mide contigo es extraordinaria, probablemente es que vayas por el buen camino. Me emociona ver a la gente inquieta, trabajando duro por construir ese barco con el que sueñan.  Diciembre es el mes de los soñadores.

La hierba creciendo

Chispeaba, ese tipo de lluvia que nadie termina de comprender, el caso es que para llorar así no llores, o arrancas de verdad, con la liberación de emociones que eso supone o te secas las lagrimillas… Paseaba, un tanto enfurruñada por esa llovizna estúpida tan típica de Londres, cuando ví pasar un chico con una camiseta peculiar, llevaba un mensaje que no pasó para nada inadvertido ante mis ojos,»listen to the grass grow», fue una revelación para mí. Y es que a veces necesitamos «esa» pausa, cerrar los ojos y percibir las cosas de otra manera, «parar» en definitiva. Abrir los oídos y sentir que es lo que está pasando desapercibido… escuchar el mundo, apartarnos de las dificultades y simplemente escuchar la hierba crecer. Es cierto que nos cuesta «escuchar», quizás nos entretenemos, nos distraemos demasiado…