La vida sencilla

«Ven hasta aquí, sálvame tu… ponte a reír, prende la luz… cerca de tí, tiemblo.» El funambulista

Lo digo en serio; siéntate un momento ahí, donde puedas, prepárate un tazón de buen café en la taza más apetecible que tengas en tu casa… dedícate ese momento (te lo mereces), mira por la ventana y recuerda algún instante de tu niñez, probablemente olería a buñuelos, sonaría a coro, a llantos por caídas de la bici, a abrazo con chocolate, a vida sencilla…

La vida sencilla, es fácil. Desayunos en el porche, zumo de naranja recién exprimido, ese olor a pan y a bosque… una cesta de fruta, colores almendra, nogal, una pizca de lavanda y notas de Van Morrison en mi tocadiscos. Bailotear contigo ese «Days like this», canción fascinante que debería ser la banda sonora de todas las vidas sobre la tierra.

Porque en la vida sencilla siempre hay una viejecita que te sonríe en el mercado, al que acudes cada mañana a comprar tu mollete de mantequilla con ese roete despeinado agarrado con horquillas. Y te quedas estática contemplando el mar, las olas, en esa vuelta de felicidad hogareña donde siempre huele a hierba. El pueblo, sus gentes, su pausa, su tranquilidad… su sensación de refugio… y esa sensibilidad única en la forma de hacer y deshacer las cosas. Todo ese amor hacia lo desapercibido, todo ese amor…

Sonrisa pícara, de trasto… conduciendo tu pequeña nave de hojalata por esa autovía salada, sabes que se avecina un maremoto, una aventura genuina para la que quizás no estés preparada. Y te quedas sin respiración, y tienes que poner más fuerte esa música, mucho más fuerte… hasta quedarte sorda y afónica cantando como la loca que eres. De la que hace relativamente poco has aprendido a sentirte orgullosa, recortando esas líneas que no te terminaban de convencer, esos bordes desagradecidos con los que luchabas desde hace años. Puede que ahora luzcas más definida, más predecible.

Has seleccionado, sin que eso signifique perderte nada por el camino, senderos mucho más abiertos, de campo, para aprender a saborear los olores del tiempo, para aprender a esperar… a esperarle.

Y en esta vida sencilla, un tanto recortada, pero ampliada hacia lo bonito, has dejado un hueco enorme para la música, para las cajitas sorpresa de Lucia Be, para las flores, las cenitas de dos y de cincuenta… los ratitos de lectura con June Lemon y Federica Stories, la peli con palomitas que nunca terminas de ver dormida en el sofá. Espacio para tus cosas, tus historias, tus proyectos y un hueco gigante para los de siempre. Porque como dice esa canción de Izal que me chifla, «has cerrado los enormes agujeros de gusano, que expulsaban la basura hacia otro lado…» pues tu podrías decir, que los has abierto todos, los has abierto mucho, mucho… gigantescos, para que vuelen, viajen a través de las dimensiones y se lleven lejos… (muy lejos de él) todo lo malo.

Me gusta la sencillez, la autenticidad, el principio de las cosas… La gente que escribe con el corazón y me inspira algo… Me gustan los que se ponen a hacer sus cosas sin importarles que el resto les mira raro. Por todo eso me entusiasma encontrar blogs cargados de historietas mágicas, de personas reales que valoran lo cotidiano, que desarrollan proyectos maravillosos que me dejan con la boca abierta, personas con las que me encantaría coincidir fuera de esta máquina de teclas. Yo sólo quiero y necesito verdades sencillas, buenas lecciones y selecciones, que me ayuden a rodearme sólamente de lo BONITO de esta vida.

Y por todo este cuento chino… desde hace poco tiempo me he interesado enormemente por aquello de la «Slow Revolution» forma de vida de mi querida Federica Barbanelli, con la que comenzó hace ya algunas primaveras en aquel precioso Jardín de Hermosilla 26, perdido en el centro de Madrid, lugar icónico donde he asistido a los mercadillos más boho de toda mi vida.

Pues parece que esto de la «slow life» se extiende… y es que el mundo necesita de la «desaceleración» para ser feliz, del volver a conectar con el origen, con lo de siempre, para sentirse vivo.

La vida sencilla tiene claves, secretillos que nos acercan a ella…

PARA, RESPIRA, PIENSA, VALORA LO QUE TIENES: ¿Por qué no dejas de quejarte un poco..? ¿Por qué no empiezas a valorar tu vida como se merece? ¿Por qué no empiezas hoy a intentar ser un poco más feliz? Puede que las cosas no marchen exactamente como pensabas, pero sería muy egoísta por tu parte sentirte desgraciada, cuando vives en un mundo lleno de posibilidades.

DISFRUTA: Cierra los ojos e interioriza lo increíble de cada momento, desde tu trabajo hasta preparar un pastel en casa. Estás aquí, respiras y seguro que al menos tienes una cosa como mínimo para sonreír.

DESCUBRE TUS TALENTOS: Todos tenemos talentos personales, partes artísticas y creativas que muchas veces nos empeñamos en esconder, por vergüenza, por miedos, por inseguridad… Sácalos fuera y desarrollalos, conocerás una parte increíble de ti mism@.

OLVIDA LAS REDES SOCIALES O UTILIZALAS DESDE LA CREATIVIDAD: Facebook, Twitter… Instagram, pueden convertirse en auténticos espacios irreales en los que vivir, no sé a cuantas personas veo pasear por la calle sin levantar la cabeza de su teléfono móvil. Es una pena perderse lo bonito del momento presente por estar inmerso en vidas de otros, probablemente poco reales y bastante aparentes. Otra alternativa es entender las redes sociales como espacios para compartir arte, momentos creativos e intentar inspirar a otros 😉

DESACELERA: Deja de correr para todos lados y camina, es una interesante forma de llegar.

HAZ DE CADA COMIDA UN MOMENTO ESPECIAL: Comer es uno de los mayores placeres, y aunque no tengamos siempre tiempo de preparar las mejores recetas, si deberíamos darle a cada comida la importancia y el respeto que se merece. Reserva al menos una de tus comidas diarias en casa para sentarte cómoda, poner tu vajilla favorita, verduras, fruta fresca y conversar.

RESERVA TIEMPO PARA TI Y DESCONECTA: Un ratito de lectura, manualidades, un paseo por la playa o una clase de yoga…

COMPRA FLORES: Las flores nos regalan ese ambiente campestre con el que es difícil conectar desde las grandes ciudades. El olor a lavanda, a manzanilla, a paniculatas… hará de tu casa un lugar mucho más hogareño.

CARPE DIEM: No olvides que la vida es lo que está pasando «ahora».

R E C O M E N D A C I O N E S

Una tarde de café y lectura en el blog de June, June Lemon Jukebok

Únete a la «Slow Revolution» de la mano de la fantástica Federica Barbanelli en su proyecto de Novales. Federica Stories

Date un capricho en la tienda de Lucía Be y recibe ese paquete rosa #hechoenelcampoconamor. LuciaBe

Descubre «Cenas Adivina» y su calendario de septiembre, un proyecto único donde puedes compartir experiencias y vivencias con otros comensales. Intercambiar opiniones, descubrir talentos y pasar una velada inolvidable. Cenas Adivina

Buena semana y a seguir caminado, besos. BB

#hazlobonito

2 Comentarios
  • George
    Responder
    01/09/2017

    Como siempre me encanta tu nueva entrada. Grande!!

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