Ayer me escribió la pequeña exploradora, desde su querido Marte, ese desierto cálido que tanto le fascina y le hace tan feliz… ese lugar donde los versos de su querida gran reina amarilla flotan en el aire y regresan de vez en cuando encapsulados en naves del tiempo, entre brisillas de olor a sal.

No quiero que pases desapercibida, quiero que te desnudes ante mí y me regales ese mundo tuyo repleto de satélites. Quiero que me ayudes a ampliar mi mundo con tus imágenes, con tus historietas, con tu magia…

No quiero pasar desapercibida, ni dejar de ser ese loro parlanchín, no quiero dejar de agotarte la cabeza con mis ideas imposibles, no quiero dejar de viajar por el espacio estelar y mucho menos quiero dejar de dibujar estrellas.

Hace unos días, después de una tarde un tanto complicada, mientras me perdía en los sonidos de la calle desde la terraza, dándole vueltas al coco, vueltas a lo absurdo de los problemas banales de la rutina… me paré a observar a los feriantes que preparan las fiestas veraniegas de mi querida playa de invierno (que contradicción tan bonita que también llegue el verano a nuestro mar de invierno), al principio los observaba perdida, sin prestar demasiada atención, pero poco a poco me envolvieron de una forma peculiar.

Una pareja de feriantes, con esa esencia vintage que me enamora, padre e hijo probablemente… no sabría explicaos cuanto cariño, cuanta complicidad y cuanto de «lo bonito» me regalaron aquella tarde, sin saberlo. Decidí en aquel instante que estaría bien pedirle a la gente que se centrase en eso, en lo que hace que la vida sea simplemente maravillosa. Ellos, probablemente ausentes a mis sentimientos, seguirán felices en su vieja caravana, centrados en su vida viajera, recorriendo fiestas de luz y música, siendo testigos de las grandes historias de amores de verano y de las sonrisas de la gente.

Después de aquella sensación de película de cine, escribí a algunas de las personas que más quiero en este planeta, y les pedí que me mostraran aquello que les despierta ese gusanillo, esa chispa… Y me inspiré! jejeeje…

Mi querida exploradora me enamoró con su mirada perdida en el horizonte de una playa de Almería, el chico indie con su mar infinito, la chica del norte con sus ricos desayunos, escribiéndome: «Me encanta un buen desayuno! Empezar bien el día, con energía e ilusión! Me da alegría poder disfrutar tranquilamente de ese momento… Qué ya te alegra el día entero!», esos maravillosos cafés que compartimos y con los que construimos castillos en la luna… en fin millones de cosas que «lo hacen bonito» y que hoy comparto con todos vosotros.

EL OLOR A CAFÉ CONTIGO

C O M P A R T I R

ESA GRANADA DE AZAHAR

P E R D E R S E

LA PLAYA EN INVIERNO

LAS VELAS DE LAVANDA

ESCONDITES SECRETOS CON MILES DE PÓCIMAS

F L O R E S

E N V O L V E R   R E G A L O S

S A T U R N O

L O S  D O M I N G O S   E N  S I B E R I A

… tod@s vosotr@s, por sonreír a la vida y hacerla tan especial

G-R-A-C-I-A-S

Este momento está lleno de posibilidades maravillosas. Salir! Sois capaces de tanto… se necesitan tantas imágenes bonitas para neutralizar el odio del mundo… se necesita tanto de la creatividad, de la pasión… en este mundo loco.