Ese Magnífico Viaje

«Todo lo que tenga que pasar, pasará… y al final, la mayoría de las veces, no será para tanto.»
Treinta años… parece que fue ayer… ¿Te acuerdas de todas las cosas que hemos pasado..? Aquel viaje, aquel hotel perdido de Madrid, esos exámenes interminables, aquel día lluvioso en el que te partieron en el corazón… o aquel otro día en el que lo reconstruimos juntas.
Cuantos corazones de verdad en el camino. Suena a tópico «pero si volviese a nacer, haría exactamente lo mismo, porque no imagino una vida más mágica que la mía»… eso sí, probablemente buscaría la manera de perder el miedo.

Si algo he aprendido en estos últimos diez años es que los «te quiero» no se guardan y que la belleza está en todas partes, aquí y ahora… y la pérdida de ese concepto hace que se esfumen segundos de intensidad.
Una vez de pequeña me puse delante del espejo e intenté imaginarme con treinta años, fijaba profundamente mi retina sobre la punta de la nariz y en ocasiones la cara parecía deformarse. A veces juraría que conseguía verme a mi misma en el futuro… como si me teletransportarse por un instante en una maquina del tiempo y viajase entre universos paralelos, no se… el teletransporte siempre me ha parecido una actividad genial, algo que deberíamos practicar más a menudo! 😉
A decir verdad no he cambiado tanto, sigo siendo la misma niña que soñaba que podía volar. Quién me habría dicho entonces todo lo que me guardaba la vida… cuantas personas MAGNÍFICAS con las que sin ellas hoy este espectáculo no tendría sentido.
No encuentro mejor día que hoy para volver a compartir unas líneas que escribí hace mucho tiempo y que esta mañana de mayo cobran un sentido especial en mi corazón y vuelven a emocionarme. Palabras que resumen muy bien lo que me llevo de esta década; no he encontrado mejor forma de dar las gracias por esta aventura.
…Las cosas graves no lo fueron tanto, y la mayoría de los problemas de ayer son las sonrisas de hoy. Porque al final lo que nos queda es eso… sonrisas y recuerdos.  La mayoría de la gente que nos encontramos en el camino, sus historias, sus abrazos, los cafés de media tarde, nuestra playa, cada uno en la suya, con su arena, sus reflexiones y sus caracolas, donde se escuchan voces únicas e irrepetibles.

Nuestros amigos, genios en sí mismos, artistas y poetas a veces, reflejo de nosotros mismos, de nuestras debilidades y de nuestra entereza. Nuestra familia, nuestros padres, que nos regalaron de algún modo este algo inexplicable. Recuerdos… paseos al atardecer, carreras en la piscina, aquel pastel de chocolate que decidí no probar o aquel que compartí contigo. Porque la vida se resume en estas tres palabras, tu, yo y contigo.

A veces soy yo, yo en mis cosas, en mis pensamientos, en mi universo paralelo, yo con mi olor a óleo, mis recortables, mi música interior, mis lágrimas o mi media sonrisa. Pero otras veces yo soy tú, soy para ti, para levantarte, para caminar por ti, para sentir lo que tú sientes. Pero cuando soy contigo, cuando soy con vosotros, cuando estamos los unos en los otros, cuando sabemos esperarnos, aparece nuestra canción, esa que suena cuando cada uno tararea su música.

Y entonces bailamos. Porque al final, la felicidad no está en la cima de las cosas ni en los logros aislados, ni en los triunfos, la felicidad está en ese baile.

No puedo despedirme sin antes dejaros algunos fragmentos de la carta que Garance Doré escribe a su «yo» de hace 20 años el día de su cuarenta cumpleaños, son frases adaptadas que me he encontrado al leer el blog June Lemon Jukebok en su entrada genial Mi yo de hace 20 años (por cierto, uno de los blogs más cuidados y más carismáticos con los que me he topado últimamente). Su post me ha movido algo por dentro, «todo un regalo de cumple caído del cielo». PRECIOSO! Gracias June por compartirlo. www.junelemon.com
«… Pase lo que pase, siempre te tendrás a ti misma. Tu sentido del humor, tu amor por la vida, tu curiosidad por los demás, tu siempre cambiante visión del mundo; todo esto permanecerá intacto.
Y te darás cuenta que justo cuando crees estar a punto de partirte en pedazos y pegártela contra el suelo, habrá brazos de buena gente para sujetarte. Ya sean extraños, familiares o amigos; siempre habrá alguien. Aprende a dejarte llevar y a abrirte a nuevos brazos que te quieran. Aprende a ver la magia de la existencia.
… No tengas miedo, bonita… La vida no se volverá tan gris, ni tan seria… La vida no será como te esperas, así que deja de intentar adivinarla y vívela. Disfruta de la experiencia.» Garance Doré
 
Y a tí, si a tí… a la que estás detrás de estas líneas… Sólo puedo decirte que en esta nueva década espero que dejes de intentar entender la vida (porque no se puede) pero que mantengas encendida esa chispa de curiosidad. Quiero que aprendas a conocerte y a amarte hasta los huesos. Y pase lo que pase, nunca jamás dejes de creer, porque la fe mueve montañas y Dios aprieta pero no ahoga.
Con cariño, BB
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