Desde mi Olivetti cuando no me ves
La pequeña Olivetti era de mi abuelo, lo recuerdo escribiendo sus cartas y operaciones de contabilidad como si fuese ayer, con aquellas gafas de pasta en equilibrio sobre la punta de la nariz. Cuando suena Olivetti y le cuento mis historietas «astronáuticas» de planetas imaginarios, mi abuelo parece estar un poquito más aquí, más conmigo, más en la tierra.
He crecido un rato desde aquellos días, pero aún me siguen sobrando las preguntas, faltando las respuestas y me pasaría la tarde entera dibujando monigotes y zampando buñuelos de nata… jejeje. Es lo bueno de ser niño, que nadie ve raro que seas quien realmente te da la gana de ser. Sin complejos, sin ataduras y sin prejuicios. Niños al fin de cuentas, con su mundo y sus travesuras, sus bromas… o en italiano, sus «birichinate» (y ahí desvelo uno de mis grandes secretos).
Cuando era pequeña escribía en un cuaderno que aún conservo, una libretilla de notas amarilla con una pegatina gigante en la portada que ponía «¿Qué he venido a hacer yo aquí?», me acuerdo que le decía a mi madre, – Mamá! ya casi tengo la respuesta a esa pregunta, mi gran investigación está casi terminada… (ILUSA).
Menuda peliculera chiflada. Lo único que saco en claro a día de hoy de aquella libreta oxidada, hoy más que amarilla, mostaza… es que que siempre había querido tener un blog, incluso antes de que existiese internet y los código html yo ya escribía mis historietas birichináticas de bitácora y las transmitía a viva voz en el salón de mi casa, con categoría de estreno televisivo.
La verdad es que… Sólo quería que me leyeras desde un escondite de tu casa, mientras gritabas «Ya voy…!» totalmente despeinada… desde una cafetería de Chicago, o desde un descanso de cinco minutos en el trabajo (encerrada en el baño…) Quería no conocerte, pero sentir que nos conocíamos de toda la vida a través de las palabras, de los agujeros de gusano y de las ciudades burbuja.
Quería emocionarte, ampliar mi CÍRCULO, hacerte soñar un poco… sentir que un sentimiento podía hacerse grande y trascender hacia Dios sabe donde. Es muy bonita esa sensación, y es lo único que en estos días me anima a escribir desde la Casita Marinera. Escribo para llenar vacíos supongo, vacíos profundos y decepciones, escribo para vaciarme y llenarme de esa energía nueva, de esa chispa renovada que me viene de ti. Porque tú das sentido a este espacio, y me encanta que seas crítica, innegociable, inquieta, soñadora e insaciable. Me encanta que me critiques, que me pidas más, que busques entender estos viajes.
GRACIAS LECTORA
Anónimo
Me emocionas! Gracias a ti
Anónimo
Crack! Me encantas.
Anónimo
que bonita carta… me he acordado también de mi abuelo.
me gusta leerte. Marta
deb1r1ch1min
Me alegra tanto Marta. Un beso gigante y gracias por comentar.
deb1r1ch1min
Tina Sosna es increíble. Me escribisteis email y me alegra mucho que la descubrieseis el blog. Besos. Bea
Y por supuesto gracias por vuestros comentarios por aquí. Feliz como una perdiz!
Si quieres escribir o proponer publicaciones:
elmundodebirichinata@gmail.com
Daniela
Es emocionante leerte! Gracias por compartir parte de ti.