Desde mi Olivetti cuando no me ves

Es raro escribir con Olivetti en el año 2017, sobre todo porque al final escribas lo que escribas sino está escrito en ordenador, se pierde en el desorden caótico. Contigo Olivetti las cosas son de otra manera, me pones nostálgica y me inspiras algo, será tu sintonía musical, esa cancioncilla al escribir, no sé… me generas un aire tan místico que hasta me siento especial.

La pequeña Olivetti era de mi abuelo, lo recuerdo escribiendo sus cartas y operaciones de contabilidad como si fuese ayer, con aquellas gafas de pasta en equilibrio sobre la punta de la nariz. Cuando suena Olivetti y le cuento mis historietas «astronáuticas» de planetas imaginarios, mi abuelo parece estar un poquito más aquí, más conmigo, más en la tierra.

He crecido un rato desde aquellos días, pero aún me siguen sobrando las preguntas, faltando las respuestas y me pasaría la tarde entera dibujando monigotes y zampando buñuelos de nata… jejeje. Es lo bueno de ser niño, que nadie ve raro que seas quien realmente te da la gana de ser. Sin complejos, sin ataduras y sin prejuicios. Niños al fin de cuentas, con su mundo y sus travesuras, sus bromas… o en italiano, sus «birichinate» (y ahí desvelo uno de mis grandes secretos).

Cuando era pequeña escribía en un cuaderno que aún conservo, una libretilla de notas amarilla con una pegatina gigante en la portada que ponía «¿Qué he venido a hacer yo aquí?», me acuerdo que le decía a mi madre, – Mamá! ya casi tengo la respuesta a esa pregunta, mi gran investigación está casi terminada… (ILUSA).

Menuda peliculera chiflada. Lo único que saco en claro a día de hoy de aquella libreta oxidada, hoy más que amarilla, mostaza… es que que siempre había querido tener un blog, incluso antes de que existiese internet y los código html yo ya escribía mis historietas birichináticas de bitácora y las transmitía a viva voz en el salón de mi casa, con categoría de estreno televisivo.

La verdad es que… Sólo quería que me leyeras desde un escondite de tu casa, mientras gritabas «Ya voy…!» totalmente despeinada… desde una cafetería de Chicago, o desde un descanso de cinco minutos en el trabajo (encerrada en el baño…) Quería no conocerte, pero sentir que nos conocíamos de toda la vida a través de las palabras, de los agujeros de gusano y de las ciudades burbuja.

Quería emocionarte, ampliar mi CÍRCULO, hacerte soñar un poco… sentir que un sentimiento podía hacerse grande y trascender hacia Dios sabe donde. Es muy bonita esa sensación, y es lo único que en estos días me anima a escribir desde la Casita Marinera. Escribo para llenar vacíos supongo, vacíos profundos y decepciones, escribo para vaciarme y llenarme de esa energía nueva, de esa chispa renovada que me viene de ti.  Porque tú das sentido a este espacio, y me encanta que seas crítica, innegociable, inquieta, soñadora e insaciable. Me encanta que me critiques, que me pidas más, que busques entender estos viajes.

GRACIAS LECTORA

A mis reinas amarillas y a mis reyes un abrazo enorme y a seguir caminando.
Gracias por leerme. BB
 Fotografías Tina Sosna
6 Comentarios
  • Anónimo
    Responder
    02/03/2017

    Me emocionas! Gracias a ti

  • Anónimo
    Responder
    03/03/2017

    Crack! Me encantas.

  • Anónimo
    Responder
    05/03/2017

    que bonita carta… me he acordado también de mi abuelo.
    me gusta leerte. Marta

  • 05/03/2017

    Tina Sosna es increíble. Me escribisteis email y me alegra mucho que la descubrieseis el blog. Besos. Bea

    Y por supuesto gracias por vuestros comentarios por aquí. Feliz como una perdiz!

    Si quieres escribir o proponer publicaciones:

    elmundodebirichinata@gmail.com

  • Daniela
    Responder
    18/06/2017

    Es emocionante leerte! Gracias por compartir parte de ti.

Dejar un Comentario: