La Casita Marinera


El mar y sus azules por la ventana, colores anaranjados que se dibujan como un cuadro de Monet. Y me quedo en blanco… pasmada mirando los minúsculos barcos en el horizonte. Historietas, viajes, películas… textos que regresan a mi memoria a modo de voz en off… y no me encuentro.

… yo sólo quiero, yo sólo entiendo, yo sólo busco… y ya no me encuentro.

Puede que a veces (y sólo a veces), tengamos que perdernos, apagar nuestras bombillas un ratito, y en esa oscuridad en la que no queda nada de lo que habíamos dibujado; reconstruir nuestras piezas, para resurgir, como ese terremoto que solíamos ser los domingos por la tarde.

Y es que uno no se imagina todo lo que se ve desde la Casita Marinera con las luces apagadas… ese pellizco en la barriga que algunos llaman ansiedad. Esa lagartija que se empeña en alejarte de ti misma, de tus planetas. Todo proceso creativo tiene tintes oscuros, NOES enormes y pérdida de visibilidad… atardeceres y amaneceres exactamente idénticos. La soledad es muy creativa, guarda una nostálgica que engancha, e incluso que da miedo… que aparta y mucho, de casi todo. Los sueños… enormes, se vuelven inalcanzables, y eso… no puede ser.

Asteroide 2016

30 de diciembre del 2016
Ya tengo las maletas preparadas, el cohete disparando estrellas como nunca, no se si alguna vez arreglaré ese maldito tubo de escape, en el fondo me gusta que la purpurina lo ilumine todo al despegar; esa fascinante estela de color al arrancar… dejando constancia de lo vivido.
Asteroide, te echaré de menos… tanto, tanto, que he intentado atraparte en postales, en notas de última hora, en cintas de recuerdos y cajas gigantescas embaladas… casi no me cabe todo en mi pequeño maletero de hojalata. Me esforzaré mucho en no olvidarte (te lo prometo), en no perder jamás todo lo que me has regalado y lo que hemos aprendido juntos. Tantísimos viajes infinitos por carreteras olvidadas, tantísimas decisiones sobre la marcha…
No siempre el universo hermoso nos lleva a los lugares más transitados, a veces nos sentimos solos, materia oscura, silencio infinito. Aunque en esos momentos la burbuja se hace tan brillante, tan intensa… que hasta la oscuridad más profunda deja de darnos miedo. Asteroide, no quiero irme, pero el reloj corre rapidísimo, y esta vez no puedo detener el tiempo, ni engañarte con fotogramas trucados, tengo que despedirme, dejarte atrás como a otros tantos asteroides del pasado.

REINAS

Con esa fuerza más grande que el viento, entrabas en las habitaciones y lo llenabas todo.

Uno oculta el invierno bajo sus hojas, se disfraza de arboleda y de seguridad, colores vino que nos alejan de la niñez o nos devuelven a ella, a modo de calcetines de lana con bolones. Puede que seas difícil de entender, probablemente seas como uno de esos conceptos extremadamente creativos o abstractos. Da igual, eres deslumbrante incluso con ese improvisado pijama que gastas, colores flúor, atuendo para explorar territorios, sacar la basura y perderse por travesías en ascensor.

No sé si dibujaste tus perspectivas en algún papel (algunos días lo busco). Recuerdo contemplarte pensando que eras como una estrella desaprovechada, que brillabas demasiado para aquellas cuatro paredes… podrías haber escrito historias de cine, vivir entre focos, luces y noches de gala. Pero tu forma de planear la vida no te lo hubiese permitido, se alejaba, años luz, de todos esos mundos paralelos.

Cerrando el telón de mi Incendio de Nieve

Pequeño escondite… ya verás como nos olvidas; al final toda esta marejada de emociones alucinantes se apagará en un recuerdo borroso de verano, al que volverás, sí, de vez en cuando… para saborear de nuevo los jardines, el barro, ese asfalto ardiente entre tus dedos… pero poco más.

Septiembre siempre apaga la intensidad de las cosas, convierte el verano en ese espejismo irreal… pero pese a todo, esconde las mayores historietas de la vida entre sus aguas. Nubes azules que bailan sobre cielos de cafés interminables…

Astronomía para Emprendedores

«Me he dado cuenta de algo espectacular… todas las vueltas que he dado alrededor de mi; me dejan siempre en el mismo lado.»  Carlos Sadness

Hace un año exactamente comencé un viaje creativo… para muchos otro invento de mi cabecita de chorlito, para mi un punto de partida lleno de combustible… pero lamentablemente ha sido circular, sin energía para salir de una órbita preestablecida y predibujada. Y es que cuando las expectativas tienen techo, y poca magia para conseguir romperlo, pues las naves no despegan.

Escribí Perseide con el objetivo de recrear eso, la fuerza lunática de emprender un viaje y regresar, la fuerza genial de vaciarte por entero, de dejar atrás los miedos y lanzarte a hacer lo que sólo tu sabes hacer desde que naciste… inventar el mundo. Y ya no me da verguenza decirlo en voz alta, después de ser Perseide, de aprender de Perseide, de ver Perseides en el cielo, de alejar todo lo lejano y tóxico para a mi astronomía y de entender que la vida es un juego de cometas, he vuelto a la tierra, para seguir siendo la «friki» romántica que deseo ser. Recuerdo cuando decías aquello de… «tienes que entender que tu espacio es como el cine independiente, algo raro, algo peculiar, pero muy tuyo.» Y eso… pues me gusta.

PERSEIDE, EL DÍA QUE VOLVISTE A LA TIERRA

Puede que en nuestro microcosmos no existan Perseides; pero si abres bien los ojos, verás alguna surcando el cielo, o perdida en la arena.

Busqué a Perseide aquella tarde de julio, busqué su cráter, los restos de su nave… pero no había más que una nube de polvo y esa ventolera infernal de aire cálido. No había señales, ni sonidos (probablemente no naufragó, pero no deseaba fiestas de bienvenida).

Dicen que es peligroso jugar a lo seguro, que es peligroso quedarse con el corazón estático, conformarse con un único paisaje, que es peligroso esperar. Perseide me lo enseñó, despegando su nave hacia planetas menos seguros, con corazones dispuestos a albergarlo todo, buscando todo aquello con lo que una vez había soñado, dibujando posibilidades.

Hazlo Bonito

Ayer me escribió la pequeña exploradora, desde su querido Marte, ese desierto cálido que tanto le fascina y le hace tan feliz… ese lugar donde los versos de su querida gran reina amarilla flotan en el aire y regresan de vez en cuando encapsulados en naves del tiempo, entre brisillas de olor a sal.
 Playa de los Genoveses, Almería
No quiero que pases desapercibida, quiero que te desnudes ante mí y me regales ese mundo tuyo repleto de satélites. Quiero que me ayudes a ampliar mi mundo con tus imágenes, con tus historietas, con tu magia…

Agujeros de Gusano

Dicen que los agujeros de gusano son conexiones espaciales entre distintos universos, pasajes teóricos que podrían crear accesos directos, evitando viajes largos e imposibles en el espacio infinito. Puentes de conexión entre dos mundos. No hace falta analizar la teoría de la relatividad para encontrar perfectos agujeros de gusano en la tierra.

Existen esos días cualquiera de verano en los que se abren miles de ellos entre las personas. Agujeros que nos permiten explorarnos, que nos permiten explorar nuestras rarezas, que suenan a carcajadas, a campo, a mar…  y sí, también existe esa ligera deformación de las variables espacio y tiempo después de esos profundos viajes… (como en el universo) todo se aprecia lejano, abstracto… incluso irreal.

No saben de ti

La gente no sabe absolutamente nada de ti, de lo que escondes… de tus secretos más profundos. Y eso me gusta, porque me da un punto de exclusividad, de misterio y de mejor amiga.
Cuando vives etapas importantes, momentos de cambio, viajes espaciales que te cambian la vida, en definitiva… siempre haces recuento; y te apetece abrazar muy fuerte a todas tus estrellas, y dar gracias, porque gracias a ellas hoy eres en gran parte la que eres.  Os contaré algo de mis estrellas, de cada una de ellas y de todas a la vez, por ser esa constelación, a veces explosiva, a veces suave y silenciosa… pero infinitamente preciosa e insustituible en el espacio estelar. (Gracias amigas)

La Plebeya que se convirtió en Reina

«La verdadera belleza brota del corazón y habita en los ojos.»

Espacios, grandes o pequeños, temporales o definitivos. Espacios que creamos con pasión para quedarnos un ratito o por qué no… para quedarnos toda la vida. Y a la pregunta de por qué eres tan maniática del orden, por qué adoras las cestas de mimbre hasta la enfermedad o por qué el blanco invade todas las habitaciones de tu casa y de tu rutina… la respuesta es esa, ESPACIO, reino, planeta, «estar a gusto».