Carta a una exploradora

«Creo que lo ordinario se da la mano con lo extraordinario, cada día.» Joy
Pensé en escribirte hoy… la noche siempre saca muchas más reflexiones fascinantes que la luz del día, la oscuridad esconde esa vulnerabilidad mágica que nos hace más pequeños, sí! Pero mejores…pedacitos de valentía y trocitos gigantescos de miedo.
A veces te desconectas, y entras en ese mundo de aventuras épicas que sólo tu conoces, y con el que sólo tú sabes soñar. Y es que tu forma de soñar siempre ha sobrepasado con creces todas las posibles y existentes barreras de la realidad. Tus sueños se extendían mucho más lejos de lo conocido… y eso, he de decirte que siempre me ha mantenido enganchada a tu cantimplora.

Mi chica exploradora, que difícil es comprendernos del todo, y es que nuestras ideas no parecen del todo realizables, pero ahí está la magia del buscador de tesoros, de la desconexión, de ese instante brillante en el que rozamos un sueño con la yema del dedo índice.

Cuantos miedos, he soñado cosas tan surrealistas que a veces me ha parecido perderme en ellas, la creatividad nos permite construir cualquier cosa, y esa capacidad no siempre es tan celeste.

Quería ser extraterrestre, y no pude… quería ser astronauta y tuve miedo a la oscuridad del espacio exterior, miedo a las alturas, a los puentes infinitos, a la soledad del espacio, del tiempo y de mi nave de hojalata. En cambio tú, exploradora, eres tan valiente… tan viajera, tan feroz… a pesar del miedo.
Me quedaría para siempre contigo volando en carretilla por el cosmos, rompiendo en pedazos papeles de colores a modo de confeti bajo un abrazo explorador.
A veces la vida nos hace regalos, nos envía valentía en forma de exploradores galácticos (gracias por ser el mío).
Para ti, mi Mini D. Gracias por leerme y a seguir caminando, BB
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